lunes, 28 de mayo de 2012

Un oficio: los carreteros




Los ejes de sus carretas

Campo, situado en una encrucijada de caminos, disfruta de una posición estratégica que le comunica con diferentes valles y ello le ha facilitado, a lo largo de su historia, el poder dirigir un activo comercio con los lugares de su entorno. Antes de que se utilizaran los vehículos de motor a combustión, varias personas residentes en Campo se dedicaban a traer con carros y tartanas la mercancía que la demanda local precisaba y también  abastecían a los pueblos de alrededor. Los encargados de hacer ese transporte eran los carreteros. Ofrecemos la información que Antonio Castel recoge en su libro sobre Campo.
"Uno de los artículos que más transportaban los carrreteros de Campo era, desde luego, el vino. Lo iban a buscar hasta Cariñena, donde se encontraban vinos de alto grado y buena calidad que eran muy buenos para encubar, además de utilizarlo para consumo estacional. También se traía vino de Bespén, en la provincia de Huesca. Otro vino apreciado era el que se traía de Salas en el Somontano, y de Secastilla traían la Garnacha. El Macabeo procedía del Pueyo de Barbastro, que entonces era monasterio benedictino.
Para ir a buscar el vino salían de Campo los carreteros por parejas, pues el viaje era largo y podían necesitarse unos a otros. En el camino se les solían juntar otros carros y así llegaban a formar verdaderas caravanas, donde no faltaban los perros. Tiraban de cada carro tres o cuatro machos. Uno era el macho de "varas" que era el más experimentado y que conocía bien el camino, era el guía. Se le daba ese nombre porque estaba en medio de las dos varas. Los otros dos machos iban delante enganchados en cadena. Llevaban en el lateral derecho un farol de hojalata con cristal por delante y dentro una vela, por si tenían que andar de noche.
Una vez cargado el vino en su lugar de destino, se emprendía el viaje de vuelta, que era más lento y peligroso, porque los carros iban cargados hasta los topes. Finalmente, llegaban al valle de Campo y paraban en la Palanca del Rialgo, donde tenían que pagar el impuesto obligatorio por uso de paso, es decir, el impuesto de peaje. El cobro de peaje salía siempre a pública subasta, quedándoselo el mejor postor, que sería el encargado de cobrar a todo el que pasaba por allí. El pagaba al Ayuntamiento la cantidad establecida y se quedaba con el resto de lo que recaudaba. Una vez satisfecho el peaje, los carreteros ya podían hacer la entrada en el pueblo, donde eran recibidos con gran bullicio.
A Barbastro y Graus iban a buscar plantas y simientes para los huertos, manojos de cebollino, tomates, remolacha, escarolas, verduras, sacos de sal para la matanza de los cerdos (para salar jamones y las ensundias). También se subían de allí boticos o barriles de aceite, de los olivos del Somontano, que era muy bueno. En Graus cargaban cubos de sardinas y abadejo salado, que se vendía muy bien en Campo; sacos de abono, pulpa, cajas de naranjas y mandarinas, velas...
Los carreteros no se limitaban a llevar una carga, hacían para sus paisanos todo tipo de gestiones y favores: comprar determinadas cosas, llevar paquetes y bultos de particular a particular, etc.".
Antonio Castel Ballarín en su escrito sobre los carreteros menciona al señor Baltasar del Torrau, al señor José de Sermo, al señor Manuel del Pequeño, al señor Antonio Ballarín.
En el censo electoral de 1910 encontramos mencionados los siguientes carreteros: José Ballarín Costa, 43 años, vive en la calle del Medio, nº 1.; José Ballarín Castán, 25 años, Plaza nº 12; Ramón Pallaruelo Galindo, 48 años, calle San Antonio, nº 3; Ramón Pallaruelo Ballarín, 23 años, vive en calle San Antonio, nº 3.

Más información sobre el tema: "Conductor de carruajes: El Andresón", colaboración de Eugenio y José Antonio López.
(Fotos gentileza de: Hermanos López y Lorenzo Miró

viernes, 25 de mayo de 2012

Golpes espectaculares

Después del Domingo de Resurección, empieza "oficialmente" la temporada de birllas, que durará hasta pasadas las Fiestas de Agosto. Durante este tiempo, las mujeres de Campo se reunirán por las tardes (antiguamente era sólo las tardes de los domingos y festivos) y mostrarán su destreza con este juego, mientras pasan un buen rato de charla con sus vecinas.  También se preocuparán de transmitir sus conocimientos a las generaciones más jóvenes. Más información en nuestra web.  



(Fotos gentileza de: Angel Huguet, José Luis Pallaruelo, Fernando Maestro)

martes, 22 de mayo de 2012

Va de multas

Objetivo: RECAUDAR

Noticiario local y provincial, "Nueva España", 16 de Julio de 1938. "La Junta Provincial de Abastos, en sesiones celebradas los días 6 y 12 del presente mes, acordó imponer las siguientes multas (entre otras): De 200 pesetas, a don Sebastián Espuñas de Campo. por vender leche condensada a precio superior al autorizado".
"Nueva España", 10 de Abril de 1940. Servicio Nacional Agronómico. Sección de Huesca. Junta Vitivinícola Provincial. "En cumplimiento del artículo 99 del Estatuto del Vino, se publican a continuación los nombres de los alcaldes y particulares que por haber infringido los artículos 12 y 16 del citado Estatuto fueron sancionados por dicha junta. Por incumplimiento del artículo 12 referente a declaraciones de cosechas y existencias, han sido sancionados con multa de 100 pesetas los alcaldes de los siguientes pueblos (entre otros): Benasque, Campo, Toledo de Lanata...".
"Nueva España" 8 de Agosto de 1940. Comisión Provincial de Subsidio al Combatiente. "Relación nominal de las multas impuestas por el Ilustrísimo señor director general de Beneficiencia y Obras Sociales en virtud de los expedientes instruidos por esta Comisión Provincial de Subsidio al Combatiente, por infracción de diversas disposiciones relativas al impuesto del subsidio (entre otros): Don José Ballarín Castán, 250; don José Ballarín Enzayam de id. 250; don Manuel Mazana, 250; doña María Mora, de id. 300; don José Vidaller, de id. 100; don José Mazcaray, de id.  250; don Manuel Mascarau, de id. 300; don Julio Benedet de id. 500; Viuda de Bienvenido Mascaray, de id. 250".
"Nueva España" 13 de Junio de 1943. "Lista número 32 de las sanciones impuestas por la Fiscalía Provincial de Tasas por infracciones a la vigente ley: a José Mascaray Salinas, de Campo, multa de 1.000 pesetas y a María Pérez Costa, de Campo, multa de 1.500 pesetas por compraventa de artículos sin marcar".

(Queremos señalar, que algunos de los apellidos no están escritos correctamente en las notas de prensa publicadas)
(Fuente: Hemeroteca "Diario del Altoaragón". Foto: óleo  "El Recaudador de impuestos" de Marinus van Reymerswale).

domingo, 20 de mayo de 2012

actualidad de estar por casa


Aviso a los visitantes asiduos de este blog:
enseguida volveremos con más información, de momento estamos esperando "que se note" la primavera...

martes, 15 de mayo de 2012

Trabajando duramente

de sol a sol
Contaba mi abuelo, Juan Brunet Campo, que él había trabajado en la construcción del congosto del Ventamillo y que entonces les pagaban a los obreros un real por toda la jornada de trabajo, que era de sol a sol. Ramón Auset Abad nos refiere el testimonio de otro paisano que vivió en aquella época.
Explica Ramón, que cuando él era un crío y ayudaba a su padre a hacer el pan en el horno, como tenían que esperar la última fermentación de la masa, pues para pasar el rato se iban a la era de Chandoz, donde se reunían los abuelos para "charrar" un rato mientras se calentaban un poco al sol. Allí estaban, entre otros, el Sr. Juan de Chandoz y su primo de casa Beleu y todos ellos aprovechaban cualquier ocasión para decir, mirando a los más jóvenes "estos zagals no saben lo que a siu la vida de nusotros".  El Sr. Juan contaba,  que cuando era bien pequeño salía de Campo todos los días y se iba al congosto del "Ventano" a hacer de pinche, y allí ayudaba a limpiar los "pistolos" (no sabemos a qué se refiere exactamente...). Y, después de trabajar diez horas, volvía a Campo. Para comer durante toda la jornada, lo único que tenía para llevarse a la boca era lo que llevaba en una fiambrerita, donde sólo de vez en cuando se encontraba alguna "pizqueta".
El abuelo Beleu explicaba que él iba con su padre y su hermano a trabajar a Naspún. Salían de Campo cuando aún se veían las estrellas en el cielo. Su padre llevaba una alforja con la comida y cuando llegaban al tajo donde tenían que trabajar, el padre tiraba la alforja bien lejos y hasta que no llegaban allí trabajando, no comían.  Trabajaban también de sol a sol y después, volvían a dormir a casa.

(Fuente: Información facilitada por Ramón Auset Abad. Foto: gentileza de Antonio Castel,)

viernes, 11 de mayo de 2012

Oficios: Panadero (2)


El horno

Antonio Castel estuvo hablando con José Pallaruelo Salinas (para todos los que le conocíamos, Pepe Jacinta) sobre el horno que tenía su familia en Campo y sobre la profesión de panadero. Entresacamos alguna información.
Pepe  le explicó a Antonio que él siempre había visto el horno en su casa. La primera que trabajó en él fue su abuela Jacinta, que fue la que le dio el nombre y a partir de ella siempre se conoció  como el "horno Jacinta". Después fue su hija Elvira, la madre de Pepe, quien siguió con ese trabajo y la que les enseñó el oficio a él y a su hermano Jesús.
El trabajo en el horno comenzaba por cerner la harina en el cernedor, que venía a ser como un aventador, aunque un poco más grande. Mediante una manivela se hacía girar un tambor en el interior, que separaba la harina fina del salvado, y entonces quedaba apta para amasarse. Se ponía en unas arcas grandes la flor de la harina, agua, sal y levadura, y con todo esto hacían la masa. Una vez hecha, la tapaban para que fermentara o "subiera", como normalmente se decía.
Se elaboraban tres  o cuatro tipos de pan, el más corriente era uno grande, que pesaba nada menos que tres kilos cada pieza. Después se hacía otro de dos moños en los extremos. También hacían barras largas y hasta unos panecillos pequeños, llamados bollos.
Transformada la masa en pan, se procedía a enfornarlo es decir, a ponerlo en el horno para cocerlo. La señora Jacinta controlaba el horno y, cuando veía el color rosado de los panes, sabía que era la señal de que se acercaba el momento de sacarlos. El horno se alimentaba con leña, y su padre se encargaba de traer buixos de la Garona en un carro, también añadían romero y leña en general.
Además, del pan hacían tortas maceradas. Para eso cogían un poco de masa de la que habían empleado para hacer el pan, y le añadían aceite y azúcar. Se amasaba nuevamente, se ponía al horno y salía una torta muy buena. Y tampoco faltaban los pastillos, que hacían de muchas clases: de tomate con sardinas, de bacalao, acelgas, espinacas y nueces. Todos muy buenos.
El horno era un lugar de encuentro para todos los vecinos del pueblo. Allí se hablaba de todo: del hijo que terminaría pronto de cumplir el servicio militar, del abuelo que a pesar de los años estaba muy fuerte; de la joven que pronto sería madre por segunda vez... En fín, era un rincón de convivencia, de reunión, donde se disfrutaba de una buena temperatura y de un "aroma" delicioso.

(Fuente: Antonio Castel Ballarín. Foto: Horno de Jacinta, gentileza de A. Castel Ballarín)

martes, 8 de mayo de 2012

Oficios: Panadero

A buen hambre no hay pan duro

Durante el siglo XIX y principios del XX hubo varios hornos de pan en Campo. Antonio Castel nos menciona el de casa del Fornero, el de Justino de Jaime, el de Puyol, el del Sr. Ramón Auset y el de la Sra. Jacinta. Actualmente está abierto el de Manuel Sesé, donde también se puede encontrar un buen surtido de repostería. Ramón Auset Abad ha tenido la amabilidad de darnos la información que él recuerda sobre el horno de su familia.
Nos cuenta Ramón que el pan se fabricaba sólo con harina, sal y agua, en un cuenco de madera. Ponían un kilo de masa por cada diez kilos de harina que querían fabricar. Dos días después, a esa masa la llamaban madre y era una masa fermentada que aumentaba el cien por cien. Después de haber pasado esos dos días, por la noche, con esa madre hacían la levadura añadiendo cinco kilos por kilo de madre. En invierno tenían que hacer fuego en el horno, para que no se helara. Al día siguiente hacían la hornada, que generalmente se hacía con una saca de harina de cien kilos. Una vez hecha la masa se pesaba en una balanza, donde ponían un kilo de plomo y doscientos gramos de más, por la pérdida que sufría el pan una vez horneado. Después de haber moldeado este pan de moños, también hacían barras y pan de tres kilos, porque así grandes se secaban menos. Estos panes eran generalmente para los pueblos de la montaña, que no podían disponer de pan a diario. Mientras se hacían esos diferentes tipos de pan, tenían que esperar a veces tres horas en invierno para que subiera la masa es decir, para que sufriera la última fermentación. De esa forma el pan de tres kilos duraba mucho y si lo guardaban en la bodega adquiría un aroma delicioso.
Ramón  recuerda todavía que cuando tenía sólo ocho o diez años, su padre le mandó  a pasar cuentas a casa Turmo de Merli, a la que cada quince días se le proveía de cuarenta y cinco panes de tres kilos. Desde Ejea tuvo que subir por la montaña del Obago y, al final, no era fáil porque estaba todo nevado. Cuando llegó a Merli, Ramón estaba extenuado y la señora de la casa le dijo "Querrás brendá... ¿verdad?". Con lo cansado y hambriento que estaba, él no tuvo fuerzas para rechazar la proposición, a riesgo de parecer poco educado, así es que la dueña le dijo "Te subiré de la bodega una pieza de  pan vuestro y una chulla de pernil". Ramón pensó que se comería el jamón pero que, desde luego, el pan que hacía quince días que les había servido no pensaba ni probarlo. Pero como el hambre convence de muchas cosas, cuando decidió ponerse un trocito de aquél pan en la boca, el aroma que tenía, su textura y lo tierno que todavía estaba, le pareció tan bueno que todavía hoy lo recuerda.
(Fuentes: Ramón Auset Abad. Foto gentileza de: Manuel Sesé).

viernes, 4 de mayo de 2012

Carretera Arro-Campo (2)

Obras Públicas: desde que se aprueban, hasta que se empiezan...

Un año después de haberse aprobado los presupuestos para la construcción de la carretera de Campo a Arro, se publicó en "El Diario del Altoaragón", el 9 de Febrero de 1934, el siguiente texto: "Desde Campo. Para quien corresponda: ¿Cuándo se empieza la carretera de Campo-Arro?" Se ignoran las causas de su dilación y entre la serie de preguntas que hay por este pueblo y de otras por donde ha de pasar la carretera, contando como siempre con la reconocida benevolencia de El Diario, hago esta pregunta a la vez que un encendísimo ruego para que, por quien corresponda, se den las oportunas órdenes para su construcción.

Hay muchos obreros parados, hermanos que desean trabajar y no hay dónde. Tomen en consideración este ruego las dignísimas autoridades, ello mitigará en parte el dolor que pesa sobre todo obrero de querer trabajar y no saber dónde, y aumenta más la pena que haya cosas como lo de esta construcción, que no se sabe el por qué de esa dilación. Construcciones hacen falta, que sirvan de riqueza naciona, regional y legal a la par que se cumple con aquella laudable y santa palabra "dar de comer al hambriento". J. S. Campo, 6-2-1934
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Otras noticias, publicadas al año siguiente: 16 de Mayo de 1935: La carretera Arro a Campo.- Para conocimiento y satisfacción de los interesados en la carretera de Arro a Campo, nos ha enviado un telegrama nuestro muy querido amigo el diputado por esta provincia don Joaquín Mallo, que dice así: "Adjudicada subasta obras Arro a Campo treinta por ciento baja".
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26 de Mayo de 1935: Dentro de unos días se anunciará en la "Gaceta" la subasta de un trozo de carretera, cuyas obras se contratarán con cargo al millón y medio de pesetas que merced a las activísimas y valiosas influencias del diputado por esta provincia don Joaquín Mallo consiguió incluir en el presupuesto de 1934 y cuya  prórroga también aprovechó.
Debido, pues, a las gestiones del señor Mallo y con objeto de aprovechar en la prórroga de presupuestos la consginación para carreteras del Circuito Pirináico, correspondiente al primer trimestre del año en curso, se consiguió dividir en tramos el trozo segundo de la carretera de Arro a Campo.
El 15 de junio se celebrará la subasta del tramo segundo de 5.51,8 metros de longitud por su presupuesto de contrata de 545.325,50 pesetas. El plazo de ejecución son diez y ocho meses, consiguiéndose para la anualidad corriente pesetas 125.000 y 220.523,57 para 1936.
Mucho nos complace comunicar a la provincia las importantes noticias y a la vez elogiar, una vez más, la labor que constantemente viene desarrollando nuestro diputado a Cortes, don Joaquín Mallo en beneficio de los intereses provinciales.

(Fuente: Hemeroteca "Diario del Altoaragón, "El Diario de Huesca". Foto: "Primavera", gentileza de "Casa Mur" de Foradada del Toscar).

martes, 1 de mayo de 2012

El corresponsal nos tiene manía (me parece)


Un partido no muy amistoso


Transcribimos a continuación una nota del Corresponsal de "El Diario de Huesca", que se publicó en dicho periódico el 3 de Agosto de 1955, donde informa sobre el partido celebrado en Campo entre el equipo local y el equipo de Castejón de Sos.  Aunque normalmente nos limitamos a dar las noticias que encontramos sobre nuestro pueblo, sin ofrecer ninguna "interpretación", hoy no nos podemos resistir a resaltar algo que nos parece bastante llamativo en la reseña del corresponsal.
Resulta que dicho señor está en contra del equipo de Campo, porque dice que jugó muy sucio, y también de los dos (?) árbitros, porque anularon cada uno de ellos un gol al Castejón. Pero, lo que no entendemos es que, según explica, el partido se suspendió antes de que acabara el tiempo reglamentario (con la excusa de la lluvia que caía y por miedo a la que podía caer... que más bien iba a ser de palos), por lo que, según nuestros escasos conocimientos futbolísticos el resultado tendría que haber sido nulo, de partido no jugado, aunque él lo da como ganado por el equipo visitante. Bueno, quizás no hay que mirar tan fino, porque era sólo un partido amistoso...
"U.D.Montañesa de Castejón de Sos, 2; Campo, 0
El rubor sube a los puntos de la pluma al tratar de reseñar, siquiera someramente, este encuentro, carente por parte del equipo de Campo, no ya de corrección y deportividad, pero hasta de las más rudimentarias reglas de cortesía y hospitalidad, comunes en el trato social.
El Campo, que había sido batido anteriormente por 4-1 buscó el pasado domingo en su casa un desquite imposible, dada la superioridad técnica de la U. D, Montañesa, que resultó verdaderamente abrumadora y contra el juego violento de su rival y la actuación despechada de sus dos árbitros, que anularon un gol cada uno, en nombre de no sé que razones imaginarias, la U. D. Montañesa marcó dos goles magistrales, permaneciendo imbatida su portería.
A los pocos momentos de juego, un formidable tiro esquinado de Mora, que recuerda aquél legendario de Alcántara que perforó la red, lograba el primer tanto para su equipo. El Campo, que se sentía abrumadoramente dominado, acentuó su juego durísimo, a pesar de lo cual el equipo visitante marcó por mediación de Yus, en insuperable jugada, el segundo gol de la tarde.
A partir de este momento, la tensión reinante se exacerbó de manera peligrosa por lo que, y en vista de la lluvia que comenzaba con cierta intensidad, se suspendió el partido antes de terminar el segundo tiempo reglamentario.

(Fuente: Hemeroteca "Diario del Altoragón", "El Diario de Huesca". Foto: Inauguración campo de fútbol de la Chopera, 30 de Mayo 1953, gentileza de Riquelme).