sábado, 19 de enero de 2013

Pleito por un campo (2ª parte)


Continuando con el proceso de aprehensión introducido por Antonio Ricarte, digamos que, llegado el nuevo año  1800 y, a petición del mencionado Antonio, el alcalde de entonces que era  Pedro Ricarte, ordenó que se procediera a la grita de dicho Auto, por lo que el pregonero, Francisco Exea, tenía que dar publicidad del asunto por todos los lugares públicos del pueblo  Se trataba de saber si había alguien que no estaba de acuerdo con lo que el mencionado Antonio Ricarte pedía. Y, efectivamente, alguien no lo estaba: se trataba de otro Ricarte, Joseph, que presentó el siguiente  escrito:
"Joseph Ricarte, menor, vecino del lugar de Campo, en mi nombre propio en los Autos de aprehensión introducidos por Antonio Ricarte, vecino del mismo lugar, de una heredad sita en los términos del mismo pueblo propia de mi dominio, ante Vuesa Merced Sr. Alcalde de el como mejor proceda DIGO que en dichos Autos tengo interés y, a fin de deducir mi derecho en ellos, me opongo y muestro parte en esta atención.
A Vuestra Merced pido y suplico haya por presentado este mi Pedimento, y por opuesto y parte en dichos Autos mandando se me comuniquen por el término de la Ley sin excusa ni pretexto alguno, que así procede en Justicia que pido con costas y para ello:
OTRO SI. Por cuanto tengo por sospechoso para el seguimiento de dicha causa al escribano Vicente Mincholet que es el Autuario de la misma, y temo que éste no me ha de entregar los Autos para mi defensa, desde luego, como lo ejecutó en otras causas negándose a la entrega de Autos, dejando indefensas las partes, como lo ofrezco justificar en esta atención a Vuestra Merced, suplico se sirva inhibir del conocimiento de dicha causa a dicho escribano Mincholet y nombrar a otro que sea de la satisfacción del Tribunal y cuando ésto no haya lugar, haberlo por recusado, nombrar otro por acompañado para el seguimiento de dicha causa, que así procede en Justicia que pido con costas ut supra.
OTRO SI. Por cuanto Vuesa Merced Sr. Alcalde es hermano carnal del dicho Antonio Ricarte, aprehendiente, y debe inhibirse del conocimiento de dicha causa, a V. M. suplico que se abstenga del conocimiento de dicha causa y que pase al inmediato Justicia ejerciente, y juro que esta recusación o inhibición no la hago de malicia, sino por convenir así a mi Derecho, pido Justicia ut supra".
Después de diversas gestiones y la intervención del abogado, se aceptó nombrar un acompañante para el escribano Mincholet, que tan poca confianza inspiraba a Joseph Ricarte y, también,  se alejó del caso al alcalde Pedro Ricarte, por ser hermano de Antonio, una de las partes. Por cierto, es curioso encontrarse de tanto en tanto, a lo largo del proceso, unas notas del escribano en las que da fe de que, habitando Tierrantona, para hacer las diligencias que exigen los Autos, tiene que desplazarse cada vez a Campo y regresar después a su domicilio, lo que le supone cuatro horas de viaje para ir y cuatro para volver, que le toman dos días de su tiempo. Tantos viajes, aumentarán considerablemente los gastos que se presentan al final de todo el dossier...
Volviendo al tema central que nos ocupa, digamos que hubo varias protestas de Joseph Ricarte expresando, entre otras quejas, que nadie le comunicaba nada sobre el proceso y que se sentía indefenso, que el Micholet continuaba ocupándose del caso y no era de fiar, etc. y también, había lamentaciones de Antonio Ricarte alegando que Joseph no decía la verdad, etc. Finalmente, en 1801 el alcalde de Campo, que entonces era Francisco Pallaruelo, dictó sentencia a favor de Antonio. Para formalizar el fallo, se procedió a la toma de posesión por Antonio de la faja de tierra en disputa. El alcalde le acompañó hasta dicho campo y entonces: "le tomó la mano dicho Sr. Alcalde y lo introdujo en dicho fundo, se paseó por el, expandió tierra, levantó piedras, arrancó yerbas y todo lo referido lo ejecutó dicho Antonio Ricarte en señal de real, actual, hábil, natural y verdadera posesión...".
Y terminamos el examen de este legajo con una frase que aparece en el reverso de la penúltima de las 80 páginas, entre las cantidades que detallan los gastos habidos en el proceso. Dice así:
"Dios mío, no soy yo bastante para alabaros y para bendeciros y para honraros, y no es mas que tinieblas mi imaginación, ni otra cosa sino extraba...". ¡Misterio! la palabra queda incompleta y no sabemos si el autor querría decir "extravagancia" o se equivocó al escribir y pensaba decir "extravío"... Ponemos el texto original para que los lectores puedan apreciar la ortografía utilizada y opinar por sí mismos.
  

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