domingo, 31 de agosto de 2014

Necesitaba ayuda

Viuda, con cuatro hijos

Jozef Israels: La mujer del pescador esperando el regreso

Ella era una vecina de Campo. No mencionaremos sus apellidos y le daremos otro nombre, porque aunque la historia viene de lejos, de 1829, y ya no hay obligación de proteger sus datos, seguramente a ella no le hubiera gustado que se divulgara su identidad. 
Nuestra protagonista, que llamaremos Pilar, quería que la declararan pobre de solemnidad para poder aspirar a algunas ayudas. El primer beneficio que la ley dispensaba a esta categoría de ciudadanos, es que todas las formalidades necesarias para la prosecución de sus derechos eran gratis, siempre que se acreditara esa situación. Para apoyar la solicitud, se requería el testimonio de tres personas. Veamos el expediente: 
"Pilar, viuda residente en la presente villa de Campo, en mi  nombre propio parezco ante Vuesa Merced Alcalde y Juez Ordinario de dicha villa y como mejor proceda DIGO:
Thomas Kennington: Dos huérfanos
Que yo, la exponente, soy una pobre de solemnidad sin bienes ni caudales algunos para subministrar las expesas en un pleyto y necesito introducir por este Juzgado, como lo ofrezco justificar. En cuya intención:
A Vd. pido y suplico reciba la información de testigos, que le ofrezco subministrar al tenor de lo arriba expuesto y, contando por ella de lo necesario, se sirva mandar que se me asista y defienda por pobre y sin derechos algunos por ahora, y que como tal pueda usar del papel que me corresponde, todo con la calidad de reintegro siempre que mejore de fortuna, y fecho se me entregue el Expediente original para los fines que me convengan, pues procede así en Justicia que le pido y quiero lo necesario para ello.
Firmado: Valentín de Cambra".
Esta gestión, por indisposición del alcalde de Campo,que en aquella época desempeñaba las funciones de Juez ordinario, la llevó a cabo Ramón Rivera.  El Sr. Rivera tomó nota de los testimonios, que juraron decir la verdad, y, básicamente, sus declaraciones fueron todas iguales. Dijeron:
1.- ANTONIO COSTA, edad de 71 años, vecino de la solicitante:  "DIXO: que lo que puede decir el testigo, es que no ha conocido ni conoce bienes ni caudales algunos a Pilar, por lo que los cuatro hijos que tiene van pidiendo limosna por este pueblo. Que es cuanto sabe y puede decir...".
2.- ANTONIO SIERRA, de 32 años. Declaración idéntica a la anterior.
3.- FRANCISCO CANALES, de 60 años. Declaración idéntica a la anterior.
Después, el Sr. Rivera dio fe de que por hacer estas diligencias y el tiempo pasado yendo y viniendo de su demora, había estado ocupado dieta y media. 
La petición se tramitó, pero el resultado no lo sabemos, de momento...  

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