martes, 6 de noviembre de 2012

Zazurca

(Por error, estos datos los hemos publicado ya en una anterior entrega: Pedro Zazurca)






 Una familia de Campo y Beranui

En el siglo XVII, se exigía ser  "cristiano viejo" para casi todo, y para ello había que presentar pruebas que avalaran la  "limpieza de sangre". La autoridad religiosa competente, recurría al interrogatorio de vecinos y conocidos para recabar toda la información necesaria. En este expediente que vamos a examinar, de todos modos, además de las declaraciones de los testigos se aportan pruebas documentales, con los datos obtenidos en la parroquia de Beranui, de donde era la madre del aspirante.
El caso que nos ocupa, trata concretamente del Expediente de Familiatura abierto para el ingreso de Pedro Zazurca (nacido el 26 de marzo de 1634 en Campo) en el Colegio Mayor de Santiago de Huesca. La autoridad religiosa encargada de cumplimentar dicha recogida de datos fue el prior de Campo, D. Francisco Plácido Solana, monje del Monasterio de San Victorián. Los puntos del interrogatorio a los que debían responder los testimonios eran once, y la información que aportan sus declaraciones es un tesoro para nuestra pequeña historia local.
De las respuestas a dicho interrogatorio se desprende que el abuelo del "pretendiente", llamado también Pedro Zazurca, era el herrero de Campo y, coinciden varios declarantes, que era famoso por su buena voz ("era cantor famoso que iba al coro y tenía mucha voz" o "muy aficionado a la iglesia y famoso cantor della"). Su abuela paterna fue Isabel Ferraz , que según dicen, pertenecía a la mejor familia de "Laburies". El hijo de ambos, Pedro Zazurca Ferraz (padre del "pretendiente") era labrador y también herrero, ejerciendo, según nos cuentan, "el arte del bronce". Este Pedro se casó con Isabel de Mur, de Beranuí (que había nacido el 4 de junio de 1606, hija de Juan de Mur y Margarita Fondevila, y según se nos refiere era su familia, también, "la mejor casa de Beranuí”). De ellos nacieron: Pedro Zazurca de Mur, que quiso ingresar en el mencionado Colegio Mayor de Santiago de Huesca y Francisco Zazurca de Mur, que se casaría con Theresa Aventín.
Los testimonios a los que se recurrió para cumplimentar dicho Expediente fueron:
- Martín de La Cambra, presbítero y vicario del lugar de Navarri, nacido en Campo, de sesenta y siete años de edad, poco más o menos, que conocía muy bien a la familia de Pedro Zazurca.
- Mossén Gerónimo Pino, vicario de Campo y natural de Espierba, de setenta y dos años cumplidos.
- Jaime Aguilar, notario real y vecino de Campo, de cinquenta y dos años, poco más o menos.
- Lorenzo Armisén, también de Campo, de cuarenta y cuatro años.
- Antonio Franco, natural y vecino de Campo, de ochenta años.
Posteriormente, el prior de Campo se desplazó a Beranuí para proseguir su investigación sobre la familia de la madre del pretendiente. Allí comprobó datos en los libros de la Parroquia e interrogó al licenciado Juan Sanz, rector de Beranuí y Pardinella, y como testimonios llamó a:
- Juan Donvillar, natural de Roda y habitante de Beranuí, que tenía entonces sesenta años.
- Pedro Soler, natural de Beranuí, de noventa y seis años.
- Lorenzo Matheo, de Beranuí también, que tenía sesenta y cinco años.
Siendo, en general, todas las contestaciones bastante estereotipadas, nos ayudan a descubrir, sin embargo, a qué se le daba valor en aquella época. Si las primeras preguntas del interrogatorio están destinadas a confirmar si el declarante conoce al pretendiente y su familia y, si puede afirmar que la familia del demandante son todos cristianos viejos y nunca han estado presos, etc. A partir de la pregunta número 7 de dicho cuestionario se trata ya de conocer un poco más la personalidad del demandante, y las respuestas tienen que hacer referencia a sus “cualidades” personales. Por ejemplo, estas son algunas de las contestaciones dadas a este punto n° 7:
“Al art. 7 dixo y respondió que ha tratado y comunicado el dicho deposante al opositor por toda la vida de éste, y que por su trato ha visto que es hombre cuerdo y prudente y de muy buen seso y juicio, honrado y de muy exemplar vida y costumbres y de muy buena y apacible y afable conversación, y que no es escandaloso ni amigo de riñas y discordias”. Otro testigo añade a la afirmación de que no se le encuentra mezclado en riñas: “Y que a los que son amigos dellas los ha apaciguado y hecho amigos muchas veces”. Y aún hay otro comentario sobre esto de un tercer testigo: “Que por eso se lleva a todos tras sí”.
La pregunta n° 8 era para saber si el opositor había estado casado o había servido a la Iglesia. Una de las contestaciones dadas dice así: "Al 8 que no sabe el oposante que el opositor haya sido fraile ni canónigo seglar, profeso ni ermitaño, ni ha oido que haya entendido casar y que no sólo no es casado ni ha prometido casarse sino habiéndole rogado se casase y fuese heredero de la casa, no ha querido jamás".
Con el punto 9 del interrogatorio se trataba de descubrir alguna debilidad del opositor, pero las contestaciones solían ser muy contundentes, intentando cortar de raiz cualquier duda: "Al 9 dice y deposa que el dicho opositor no está amancebado públicamente ni sabe que sea vicioso públicamente con mujeres ni juegos, ni jugador ni blasfemo, antes es tenido y reputado por todo el lugar y otras partes por muy libre de todo vicio".
Otro testimonio añade: “Es muy exemplar en todo y que es tenido por tal en toda villa y que hablan todos de él con mucha veneración y estimación”.
La pregunta n° 10 era sobre la salud (del cuerpo y del alma), veamos una de las respuestas:

"Al 10 que no sabe, ni ha oido ni entendido, que el dicho opositor  haya tenido bubas, lepra ni otro  mal contagioso ni de San Lázaro, sí que es hombre sano y robusto de muy buena complexión y no delicado ni enfermo, sino esforzado y animoso".  

El punto 11 era una mera ratificación de lo expuesto por el declarante, acompañado de la firma de cada una de las personas que comparecieron como testimonios. Algunas de las cuales eran, por cierto, de considerable edad.



(Fotos: Plano de Campo (más o menos), mjfuster; Monasterio de San Victorián: Angel Huguet Ascaso; Monasterio de Obarra: vista general y detalle, Jose Murciano).   

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