lunes, 21 de octubre de 2013

Producción de lejía en Campo




Hoy tenemos la colaboración de Ángel Mazana, que creemos que es muy interesante y que agradecemos mucho, porque si no nos hubiera dado él esta información, nunca la hubiéramos sabido.

LEJÍA CONCENTRADA DE USO DOMÉSTICO “MAZANA” 

           La lejía Mazana, se fabricó en Campo desde el año 1949 hasta 1.977. Para elaborarla, se mezclaba sosa cáustica y cloro activo, procedentes ambos de la Electro-Química de Flix, provincia de Tarragona.
                 La sosa cáustica venía en bloques de unos 400 Kgs. y en bidones metálicos; para deshacerla se empleaba una maza o mallo, y provistos de guantes y gafas se daban golpes para trocear una cantidad de 70 Kgs. pesando con una romana o carrazón cada operación. Se echaba en un bidón añadiendo agua y removiendo todo con un palo grueso de boj, porque a esta madera la sosa tardaba más en comérsela al alcanzar dicha mezcla temperatura elevada. A continuación, y una vez reposada y enfriada, se vaciaba con pozales en un depósito de cemento situado a una altura de dos metros, añadiendo agua hasta un  nivel marcado.
                    El cloro activo que venía en botellas de hierro de 50 Kgs. se depositaba encima, en un caballete de madera construido ad hoc, mediante una tubería de hierro que se conectaba  hasta ascender y entrar en el depósito, donde estaba la sosa para la operación de mezclado. El vaciado del cloro duraba alrededor de dos horas, estando pendientes de la operación pues acostumbraba a haber escapes de cloro, que se descubrían cuando al pasar por la tubería un trapo empapado de amoniaco, salía un humo blanco. Las molestias que se notaban se solucionaban bebiendo leche o bajando a respirar a la orilla del río Ésera ...
Una vez terminada la operación se pasaba la mezcla del depósito superior a otro inferior también de cemento mediante un grifo de material de gres, añadiendo agua hasta el nivel correspondiente y moviendo todo el contenido del depósito con una especie de rastrillo de madera durante ocho horas, dejándolo reposar doce horas. Posteriormente, se analizaba la lejía antes de proceder al llenado de botellas,  que siempre salió de muy buena calidad.
                         En la segunda foto mostrada, se pueden ver copias de facturas tanto de compra de sosa y cloro, como de corchos y cápsulas cogidas al azar, de las muchas todavía archivadas que corresponden a los años 1.952 y 1.953. y anteriores  En estos años se dio trabajo a mucha juventud.
LLENADO DE BOTELLAS: En primer lugar se lavaban muy bien, como si hubiera que poner un producto alimenticio. Se escurrían boca abajo en unos tableros con agujeros hechos del diámetro del cuello de las botellas; en lugar de llenarlas poco a poco, se depositaban en el suelo al lado de los depósitos y en cantidad de –500- cada vez y con dos mangueras de plástico se iban llenando. Para cargar las mangueras se llenaban primero de agua, tapando con los dedos los dos extremos, uno de los cuales atado a un palo se introducía dentro del depósito y el otro en una botella, dejando salir agua hasta que se comprobaba que salía lejía.
A medida que se iban llenando se tapaban con corchos nuevos previamente remojados en un cubo, para que entraran mejor y se les daba un pequeño golpe con una maza pequeña que también  era de boj. Seguidamente, se iban subiendo las botellas a un tablero donde se les ponía la cápsula de aluminio que con los dedos se ajustaban al cuello de las botellas. Las etiquetas y el collarín se pegaban con una  mezcla de harina y agua, previamente calentada. Se embalaban en cajas de 20 botellas y en cada caja iba una botella de regalo, según escrito que salía en el interior de la etiqueta que rodeaba el cuello. Posteriormente se envasó en botellas de PVC y en cajas de 12 botellas de madera y marcadas con una L y M (Lejía Mazana) según se observa en la fotografía y la fabricación artesanal dejó de existir, pues en aquel entonces con camiones de nuestra propiedad, se traían  de Barcelona  bidones de Hipoclorito sódico NaOCI y solo había que añadir agua para obtener lejía.
                     La producción era bastante respetable, según facturas que existen suministrando comercios de la localidad y hasta Benasque, Pont de Suert y pueblos en la ruta de Graus y hasta Barbastro. Hay que resaltar que en aquellas fechas existían fábricas de lejía en Graus, Sr. Latorre; en Ainsa, Sr. Bergua; en Barbastro, Sr Sánchez. Sus marcas creo recordar que eran  La zorra blanca, Blancanieves y Moisés.
                        Con fecha 31 de Diciembre de 1.977 se efectuó la declaración de BAJA por cese en la Industria, ya que no se podía competir con lejías, por ejemplo, marca “Conejo” y otros productos que las grandes superficies ponían en el mercado con mejor calidad y precio y, en ciertos negocios, hay que saber retirarse a tiempo.
                           En Campo, Septiembre de 2.013. 

(Texto y fotos gentileza de Ángel Mazana)


1 comentario:

  1. ¡Cuantas iniciativas y actividades desparecidas en la actualidad!

    ¡Este blog me entusiasma!

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