jueves, 27 de febrero de 2014

Mi hermano Fernando






Nunca ha sido intención mía utilizar este blog como álbum familiar, porque lo que siempre he pretendido y he buscado es reflejar y recoger la vida de Campo y sus habitantes, no la mía particular. Ha sido una casualidad, que después de haber colgado unas fotos de mi prima Pili, tenga que hablaros hoy del fallecimiento de mi hermano. 
Fernando nació en Campo el 20 de julio de 1950 y ha muerto hoy, 27 de febrero del 2014, en Zaragoza. Ha sido una persona vitalista, simpática, un poco cascarrabias, pudoroso con sus sentimientos y muy sincero y leal. 
En estos momentos tan difíciles, lo hemos visto sonriente y animoso hasta el final. Ha dejado muchos buenos amigos, familiares, dos hijos estupendos, Victoria y Fernando y una mujer, Angeles, que han estado todo el tiempo junto a él. 
Ya no lo veremos trabajar en el jardín de su casa, ni arreglar su mini-huerto como si fuera a presentarlo a un concurso. Tampoco irá a pescar, que tanto le gustaba. Lo encontraremos a faltar mucho, pero nos ha dado tanto por adelantado,  que tenemos suficiente acopio de cariño suyo, para terminar nuestro camino. ¡Gracias, Fernando! 
"La paz la encontró un hombre,/ que salió a pescar y perdió la caña/ y se sentó callado/ a mirar el agua...".  

3 comentarios:

  1. Lo siento mucho. Yo, para consolarme, digo que los que se van, pasan de ser nuestros ángeles terrenales a ser nuestros ángeles celestiales y nos van preparando el camino.. Muchos besitos y abrazos para ti y tu familia

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  2. Gracias Inma. Te mando un abrazo muy grande.

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  3. Fernando no necesita un "elogio fúnebre”, porque él fue en sí mismo un “elogio a la vida”. Los que tuvimos la suerte de conocerle y quererle –era imposible lo uno sin lo otro-, estamos tristes tras su muerte; sin embargo, nos queda su recuerdo y en especial el de esa risita con la que, junto a una sonrisa, casi un guiño, y un especial centelleo en sus ojos, completaba sus frases…

    Dicen que en esta vida hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro:

    Fernando plantó más de un árbol (y tomateras, etc., etc.);

    tuvo dos hijos que le querían, admiraban y adoraban, como él a ellos; y

    su libro se escribió, sin necesidad de letras ni puntos suspensivos, de modo que ha quedado en el recuerdo que de él guardamos familiares y amigos.

    Es cierto que para hacerlo (en especial por lo que se refiere a Victoria y Fernando) contó con la ayuda de Ángeles, esa aranesa que fue la mejor compañera que jamás pudo haber tenido. Para ella, en estos momentos difíciles, quiero enviarle «una forta, molt forta abraçada» y lo digo en catalán porque no sé cómo se dice en el Valle de Aran, aunque ella y yo sabemos muy bien que las lenguas difícilmente sirven para expresar realmente los sentimientos...

    Y así concluyo mi elogio a la vida de Fernando, no sin corregirme a mí mismo: antes he dicho que sus hijos le querían, admiraban…» usando impropiamente el pasado porque tanto ellos como Ángeles, Finín y todos sus amigos le queremos y le admiramos. Hoy y siempre.

    Luis, Barcelona a 28 de febrero de 2014

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